Milonga sentimental
"Milonga pa' recordarte, milonga sentimental, otros se quejan llorando, yo canto para no llorar"
Así comienza la "milonga sentimental" y puedo decir que así comenzó, en parte, la semana pasada pues, tuve muy presente que el primer fin de semana de octubre es la tradicional Peregrinación Juvenil a Luján.
Para el lector internacional, que quiera saber qué es una milonga, puede aprenderlo aquí. La "milonga sentimental" fue escrita por Sebastián Piana y Homero Manzi. Un lujo.
Así comienza la "milonga sentimental" y puedo decir que así comenzó, en parte, la semana pasada pues, tuve muy presente que el primer fin de semana de octubre es la tradicional Peregrinación Juvenil a Luján.
Pero como mi naturaleza no es melancólica, si no alegre, y gracias al espíritu en común con un nuevo amigo que pareciera que nos conoce de años, surgió, casi "casualmente" -como todas las casualidades de Dios- nuestra propia peregrinación.
Claro que consideramos todo este viaje una peregrinación. Pero específicamente, este fin de semana, con la necesidad de acompañar a esos miles de peregrinos desconocidos y a unos cuantos conocidos que llevaron nuestra oración y nuestros corazones a los pies de la madre gaucha, fue el momento propicio para, como familia, emprender el camino a un santuario que dista un poco más de 60 km. de nuestra casa aquí en Wisconsin.
El santuario de la Virgen bajo la advocación "Our Lady of the Good Help" queda también en Wisconsin. Y es, el único lugar donde la Iglesia Católica, luego de un par de siglos, ha reconocido, el 8 de diciembre de 2010, que esta es una legítima aparición mariana. O sea, hecho a medida, podría decirse.
Decidido, entonces, que peregrinaríamos, no a pie, en auto, auto que también queríamos ofrecer a la Virgen como es nuestra costumbre de años, la emprendimos el domingo. Con canasto de picnic y cantando en el auto los queridos cantitos...
"Miren la Virgen como se mueve... está bailando la tarantela...." con los chicos, que se prenden alegremente a mi locura. Y lo que era más gracioso era cantar "un pasito, más otro pasito, todo suma en la peregrinación.... Oh, oh, salimos de Appleton oh, oh, llegamos a Green Bay". La rima y la métrica no daban, pero no era lo importante.
Acá va la postal del Santuario:
Llegamos, con nuestra canastita en mano, para almorzar allí. Alrededor todo son granjas y bellos campos, mucha naturaleza. Me lleva a pensar que esos son los lugares de la Madre: un lugar donde se puede contemplar la grandeza de la creación. Escuchar los sonidos de los animales, de los insectos.
Nos sentamos en una de las mesas del parque. El santuario es pequeño, una capilla sencilla se ve desde afuera. El jardín tiene imágenes de viejos amigos, como Santa Teresita. Hay una gruta de la Virgen de Fátima, con estatuas representando a los tres pastorcitos.
Entrar a ese jardín fue sentirme en casa. Y este sentimiento lo tuvimos todos. Se respiraba paz, como en algunos otros lugares, como en aquel querido monasterio de Azul...
Se sentía, simplemente, llegar a casa de Mamá. Y nos sentamos a almorzar, con alegría, en familia. No nos rodeaban multitudes de peregrinos. Unos pocos, nomás.
Luego sí, entramos a la capilla. Finalizaba una Misa, celebrada por un grupo de peregrinos. Visitamos el templo y luego la cripta que está debajo. Allí hay una imagen, hecha según la descripción de la aparición que hizo la hermana Adele Brise. Una hermosa mujer, de largos cabellos rubios con una sonrisa de paz. Vestida de blanco, con el cintillo que en los tiempos de Jesús señalaba el embarazo.
Sólo pude pensar entonces, en lo cariñosa que es esta mamá, que se viste según los hijos a los que va a visitar. En ese momento, una gran comunidad de inmigrantes belgas. Con sus cabellos negros en Guadalupe, y sus distintas advocaciones, para que nadie deje de sentirla cercana.
Y rezamos por estos peregrinos, por los de Luján, por todos los que peregrinamos en este mundo a la espera de volver a la Casa del Padre.
Como siempre, con esto ya era suficiente, pero Dios siempre te da un poco más.
Salimos, llevando en nuestra mano la imagen de la Virgencita de Luján para poner en el auto. Y nos encontramos con un sacerdote joven, que con toda amabilidad nos recibió y se alegró con nuestra presencia y no sólo bendijo la imagencita, sino también el auto, al bebé, a la familia. Y les hizo un truco de magia a los chicos.
Sobra decir que nos fuimos en paz, en un clima de alegría, a terminar nuestro día en otra parroquia, para vivir la Misa (el santuario sólo tenía de mañana).
Y sí, la semana empezó con la milonga sentimental, pero terminó con los cantos. No para no llorar, cantos para agradecer, celebrar. Gracias por la vida, por los signos en el camino de tu presencia. Gracias por esa Madre que tiene siempre un manto con el cual cubrirnos. Gracias por los lugares santos con aroma a hogar.
Para el lector internacional, que quiera saber qué es una milonga, puede aprenderlo aquí. La "milonga sentimental" fue escrita por Sebastián Piana y Homero Manzi. Un lujo.
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