Mi Buenos Aires querido....
Esta postal se gestó en mi Buenos Aires natal, cuando estuvimos de visita hace ya más de un mes. Pero "de vez en cuando la vida te invita a tomar café", o unos buenos mates, y te da muchas experiencias en poco tiempo. Y en esas situaciones, conviene tener un corazón y una mente rumiantes para poder sacarle el juguito a cada cosa. Y algunas de esas experiencias sólo dan luz después de que tus ojos se adapten, como cuando pasás desde un cuarto perfectamente oscuro y te ves encandilado de golpe.
¿Qué sentí en mi Buenos Aires querido?
Sentí que en el corazón de muchos amigos y mi familia y en el nuestro la comunión sigue estando. ¡Pucha, que era como haberse visto ayer nomás! Y al mismo tiempo, sin embargo, sentí algo que fue certeza en el momento del regreso, o desde un poco antes. Ya no era el sentimiento de desgarrarse de cuando nos mudamos. Era un contradictorio pero cierto sentimiento de "me voy de casa para volver a casa". Y este nuevo sentimiento me permite abrirme en una acción de gracias permanente, que experimento desde entonces: saberme "extranjera en este mundo" aunque a la vez "ciudadana del mundo".
¿Qué contemplé en mi Buenos Aires querido? Una vez más, que la bendición de la amistad pura no reconoce edades. Desde el juego tierno de David con su amigo Mateo, donde se comunicaron sin palabras, como si se conocieran de siempre. Muy fuertemente, con Diana y Tadeo, sintiéndose "en casa" en el patio de San Antonio, porque por más que no cursen allí, esa es la maravilla que encierra una verdadera casa de Don Bosco, que si fue tu casa una vez, será tu casa siempre.
Rodeados de amigos que no los vieron por más de un año, y sin embargo envueltos en el juego fue como la continuación del último recreo. Contemplé maravillada la pureza del amor de chicos, cuando el caballero andante vino montado en el auto de papá, con un ramo de rosas y con un abrazo que no se podía fotografiar, porque el único lente capaz de entenderlo es el de los ojos del corazón. Pensar que muchos grandes nos creemos tratadistas del amor, que hay ríos de tinta escritos sobre las relaciones y, si sabemos mirar, podemos encontrarnos con estos dos chiquitos que nos muestran con sabiduría que "te quiero porque te quiero", y "te quiero desde lejos y te quiero sin razones" valen más que mil palabras de brillantes escritores.
Contemplé que el amor fundado en el Cielo se reconoce sin barreras y un sobrino o ahijado puede abrirte los brazos en el primer encuentro y confiar como si hubieses estado en la sala de parto con él.
Descubrí que no me quebró el aeropuerto, no me quebró el barrio, ni la casita de los viejos... me quebró el Sagrario silencioso, iluminado, la certeza de que la casa de la Madre es la casa de los hijos, aunque no vengan seguido, aunque la visiten poco, aunque la quieran de lejos. Aunque los hayan mandado mar adentro.
Me descubrí extrañando esta vida de pueblo grande o ciudad chica, deseando los sonidos conocidos de pájaros cantores, de ardillas corriendo por el jardín de detrás de la casa, de chicos de otras casas jugando en mi casa.
Rumiando aún descubro que tengo la gran ventaja de ser parte de los dos mundos, sin ser parte de ninguno de ellos. Soy extranjera, y por eso aprendo a desapegarme de las cosas, de a poco, y valorar más y más a las personas, necesarias, fundamentales, infaltables: "mis personas".
Le encontré otro sentido a la frase "no acumulen riquezas en la tierra".... En materia de amigos, el acumular riquezas en la tierra podría ser hoy tener la lista de contactos de facebook con miles de personas, cuando la riqueza en el Cielo es tener algunos pocos que valen oro. Como familia somos bendecidos en muchas personas que nos aman, tienen gestos de generosidad máxima como incomodarse por muchos días, dejando su casa, su comidad o su auto, para que nosotros estemos en un lugar al que los chicos llamaran sin temor a equivocarse "nuestra casita".
Tengo una alegría inmensa, una riqueza que nadie puede robarnos y que maravillosamente, puedo compartir con otros: tengo amor repartido por el mundo y por el Cielo.
Hoy cumplo 35 años. Y lo que reafirma este balance es que soy dichosa, que agradezco a Dios haberme soñado en esta familia, con este esposo, con estos hijos. Que esta es mi verdadera vocación. Que los problemas seguirán viniendo, que la vida es difícil, que no todas las personas que nos tocan pueden comprendernos,y que muchas nos hacen daño, pero que soy dichosa de contar con los amores de la vida que te sostienen ante todas las vicisitudes.
Mi Buenos Aires querido, mi Appleton querido...
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