En algún lugar, más allá del arco iris...
(Y me disculpo por adelantado si mi humilde traducción no le hace honor al recuerdo de la Sra. Judy Garland)
En algún lugar, más allá del arco iris
Bien arriba
Hay un mundo sobre el que escuché
una vez, en una canción de cuna.
En algún lugar, más allá del arco iris
los cielos son azules,
Y los sueños que no te atrevés a soñar
Verdaderamente se hacen realidad.
Algún día le pediré a una estrella
que me despierte donde las nubes están lejos
Debajo de mí.
Donde los problemas se derriten, como caramelos de limón
Lejos, por sobre los tejados y chimeneas.
Allí vos me vas a encontrar.
En algún lugar, más allá del arco iris
Los azulejos vuelan.
Los pájaros vuelan más allá del arco iris
¿Entonces, por qué no podría yo?
Si los felices azulejos vuelan.
pasando el arco iris
¿Entonces, por qué no podría yo?
En algún lugar, más allá del arco iris
Bien arriba
Hay un mundo sobre el que escuché
una vez, en una canción de cuna.
En algún lugar, más allá del arco iris
los cielos son azules,
Y los sueños que no te atrevés a soñar
Verdaderamente se hacen realidad.
Algún día le pediré a una estrella
que me despierte donde las nubes están lejos
Debajo de mí.
Donde los problemas se derriten, como caramelos de limón
Lejos, por sobre los tejados y chimeneas.
Allí vos me vas a encontrar.
En algún lugar, más allá del arco iris
Los azulejos vuelan.
Los pájaros vuelan más allá del arco iris
¿Entonces, por qué no podría yo?
Si los felices azulejos vuelan.
pasando el arco iris
¿Entonces, por qué no podría yo?
Desde hace muchos años atrás, cuando no podía conocer su significado, porque no entendía la letra, esta se convirtió sin embargo en mi canción favorita.
Hoy la comprendo, me animo a traducirla, y la comparto.
Me resulta muy gracioso a la vez, pensar que por primera vez titulo el post con una canción en inglés, cuando este blog nació de la rebelión ante el "secuestro de la ñ" que parecía atentar contra mi vida...
Lo cierto es que hace mucho que no escribo -varios meses acusa el archivo del blog- y se pasó la oportunidad de escribir sobre el aniversario de nuestra mudanza, de nuestro cambio a este lugar del mundo, con sus postales distintas.
Aquí es ahora otoño, y todo está teñido de ocres, naranjas, amarillos, en una bella composición que alegra el espíritu, cuando camino a buscar a los chicos al colegio, con el bebé sentado en el cochecito, mirando todo a una velocidad desesperada por absorber cada cosa, con esos ojos que no le dan abasto para tanta creación junta.
Me doy cuenta de algo fundamental: pasó un año. Y no sobreviví. Antes bien, como dijo alguien hace tiempo "confieso que he vivido": he vivido este año. He aprendido a amar las pequeñas cosas que mi gran, amada ciudad no tenían a la vista. He aprendido a escuchar los pajaritos cantando en mi jardín mientras trabajo, a mirar ya con naturalidad a las ardillas que se cruzan en mi camino, a caminar saludando a los vecinos. He redescubierto el salir a jugar al jardín, el tomar mate donde nadie lo conoce, el placer que Pipo Pescador describía, al viajar en auto con la familia.
Y también, de a poco, aprendí ritos nuevos, pequeñitos, cotidianos, que se van haciendo propios.
Extraño, claro, mucho, extraño. Pero eso no obsta a que sienta que este lugar es ahora también mío. Lo domestiqué, probablemente, como me domesticó a mí. Y ahora no se parece a cien mil pueblos, como el zorro ya no es igual a otros cien mil zorros.
Lo amo ya, con un amor distinto al otro, pero tan digno de ser amado como aquél. Lo defiendo, este nuevo mundo en que vivo, que es un poco de acá y un poco de allá. Porque es eso, con esto de seguir tan enganchada con lo virtual, con la vida laboral "a distancia" es claro que yo sigo en parte allá.
Por eso, creo que hoy vivo en algún lugar más allá del arco iris, donde están los sueños que soñamos juntos con los que siguen ahí, o están acá, los que viven juntos y apretados en este corazón, los de "aquí, allá y de mi abuela también" como dice la querida Blanca Cotta....
Y hoy uno de esos amigos que sostienen en la distancia, me motivó, sin saberlo, como suelen ser los motivadores más poderosos, a retomar este compartir, que es un espacio bien mío, donde no ponen sus pisadas invasivas las miradas críticas del ser y el parecer.
Me motivó la pregunta, esa que nos lleva a seguir buscando. Adoro seguir con la pregunta en el medio de la vida. Es maravillosa esa aventura, la de permitirse girar, aunque sea levemente, el timón. Para animarse a vivir una vida distinta a aquella en la que todo lo conocido nos hace sentir seguros. De a pequeños pasos. Me encanta atreverme a pequeños pasos como enseñar nuestra bella lengua. Un poquito maestra, pero con mucho de instinto maternal.
Gracias, Dios mío, por darnos la oportunidad de vivir de otra manera, de gustar la creación todos los días un poquito, por poner en el corazón el deseo y mandar la misión. Gracias, por ponernos en marcha, en ese camino donde vos, escondido a nuestros ojos nos preguntás de qué venía nuestra conversación. Y nos dejás, con la promesa, de que hay mucho, mucho más, más allá del arco iris.
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